Reseña/opinión: Miles de millones. (Del autor Carl Sagan)
Por: Diego Gabriel Sánchez Cruz
"Cuando tanto cinismo amenaza con ahogarnos, resulta alentador recordar cuánta bondad hay por doquier."—Carl Sagan
Brillante, sagaz, creativa y muy educativa, así es el último libro publicado de Carl Sagan, uno de los científicos divulgadores más importantes del siglo XX, titulado "Miles de millones".
A través de diferentes capítulos, el autor abordará de manera magistral diversos temas, que van desde las matemáticas, la astronomía, el medio ambiente, la política e incluso temas como la ética, la moral, así como la justicia y la muerte misma. Carl Sagan pone a disposición del lector sus reflexiones en la antesala del nuevo milenio.
¿De qué va?
El libro se divide en tres partes. La primera, titulada "La fuerza y la belleza de la cuantificación", relata lo que para el autor es "la belleza de las matemáticas y la física", con pensamientos muy interesantes como la notación numérica, el crecimiento exponencial y la probabilidad, mezclada en relatos y ejemplos muy divertidos y amenos que van desde el ajedrez, una noche de futbol con amigos, o qué relación hay entre el sol y un grifo que gotea; y por supuesto, tratándose de un gran astrónomo, los temas del espacio, los planetas y la vida más allá de la tierra no pueden faltar.
La segunda parte, titulada "¿Qué conservan los conservadores?", lo dedica a hablar del asunto que al autor más le preocupaba: El deterioro del medio ambiente. El calentamiento de la tierra y el agujero en la capa de ozono cobran importancia al comprender las consecuencias de estos fenómenos. Aprovecha para hacer una dura crítica a los negacionistas, especialmente a quienes manejan las políticas ambientales desde su interés económico sin importar sus consecuencias a largo plazo. El autor propone una serie de medidas que podrían utilizarse para huir de la emboscada en la que la propia humanidad se ha metido con el calentamiento del mundo, y reconoce el acercamiento que la religión y la ciencia han hecho, como una alianza para promover "el cuidado de la creación divina".
La tercera parte, titulada "Allí donde chocan corazones y mentes", es quizá la parte más espinosa para muchos, pero que demuestra que Sagan no sólo fue un científico comprometido con la divulgación general de la ciencia, sino ante todo un humanista que buscaba la paz mundial. Conocedor de la política interna y externa, no se dejaba cegar por nacionalismos, ideologías o preceptos religiosos para presentar sus ideas, sino a través de la razón. Temas como la guerra fría, el complejo debate del aborto, la moral y la justicia, son presentados por el autor desde el ojo de la ciencia y la investigación, lo que ayuda a tener una perspectiva más amplia sobre estos.
El autor hace un recorrido sobre la evolución de la guerra moderna y cómo ha crecido exponencialmente nuestra capacidad de destrucción, desde las primeras granadas hasta las poderosas bombas atómicas, lo que ha hecho que vivamos "con la espada de Damocles".
El siglo XX será recordado, nos dice Sagan, por tres grandes innovaciones: medios sin precedentes para salvar, prolongar y mejorar la vida, medios sin precedentes para destruirla (hasta el punto de poner por primera vez en peligro nuestra civilización global) y conocimientos sin precedentes sobre nuestra naturaleza y el universo; y nos plantea que, adquirir el conocimiento y el saber necesarios para comprender las revelaciones científicas del siglo XX será el reto más profundo del siglo XXI.
El último capítulo presenta reflexiones más profundas y personales, fruto de sus últimos días con una enfermedad terminal: la mielodisplasia, que ocurre cuando las células productoras de sangre en la médula ósea se convierten en células anormales. "El valle de las sobras", como se llama este capítulo, es un recorrido por sus últimos días, entre hospitales, trabajo, ratos de mejora y recaídas. "Es a veces frente a la muerte", nos cuenta, que uno "aprende de la belleza de la vida", y también que "el futuro es imprevisible". Sagan aprovecha este capítulo para agradecer todo el apoyo recibido, y para reconocer el trabajo de la extraordinaria comunidad de bondad, a la que deben la vida las personas en esa situación; personas que ayudan de manera desinteresada, que contribuyen en la cruz roja, que voluntariamente donan sangre y médula ósea; y la de todos aquellos que entre sus motivaciones está la esperanza de ayudar a otros. "Cuando tanto cinismo amenaza con ahogarnos, resulta alentador recordar cuánta bondad hay por doquier".
¿Vale la pena?
Absolutamente. Especialmente si te interesan los temas científicos y las matemáticas, aunque también puede ser disfrutado por cualquier público. Este libro amplió la visión que yo tenía sobre varios temas. La cantidad de rubros que abarca y cómo aborda cada uno de gran manera es sorprendente y demuestra la capacidad mental de su autor, que es considerado el mejor divulgador de ciencia del siglo XX, reconocido por la comunidad científica de todo el mundo. El libro no sólo es una puerta al interesante mundo de la ciencia y la comprensión de lo que ocurre en nuestro entorno; también es un antídoto contra el negacionismo, el racismo y el discurso de odio, muy presente en esta era digital.
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